LA VIDA DE LAS PIEDRAS
Geología y mala educación
Un alumno puede terminar su educación
obligatoria con muy poca geología en su mochila. Ley tras ley, la Geología
se va adelgazando en el currículo oficial.
NOTICIA
ACTUALIZADA 7/1/2022 A LAS 05:00
·
ÁNCHEL BELMONTE RIBAS / TERCER MILENIO
Alumnos de Bachillerato haciendo trabajo de campo en el Geoparque Sobrarbe-PirineosÁnchel Belmonte Ribas
Habitamos
un planeta maravilloso. Un planeta vivo sometido a cambios permanentes donde la
corteza se crea y se destruye, las montañas se elevan y se arrasan, el clima
cambia y se generan rocas y minerales que nos sirven para infinitos usos en
nuestro día a día. Pero, ¿qué sabe un ciudadano medio de todo esto? ¿Qué se enseña en colegios e institutos? ¿La nueva
ley educativa trata adecuadamente estas cuestiones tan importantes?
Mientras
escribía estas líneas, un volcán terminaba de darlo todo en La Palma, avalanchas
de nieve rugían en las laderas del Pirineo y numerosos ríos venidos arriba
anegaban sus valles en el norte peninsular. La Tierra saca músculo y nos
recuerda que es un planeta vivo en el que los procesos geológicos marcan el
ritmo al que baila la sociedad. Inmensos volúmenes de rocas y
minerales están siendo empleados ahora mismo en la elaboración de
infraestructuras, viviendas o productos tecnológicos (piensen que solo un
teléfono móvil precisa hasta 14 minerales distintos), por no hablar de los combustibles
fósiles de los que sacamos una energía que pronto estará a precio de Chanel
nº5.
Ante
este panorama, uno podría pensar que siendo la geología algo tan importante y
en aspectos tan variados, la enseñanza obligatoria proveerá a nuestros
estudiantes de los conocimientos mínimos fundamentales para entender el
funcionamiento del planeta en el que vivimos. Spoiler: ni de lejos. Ley tras ley, reforma tras reforma, la Geología se va adelgazando
en el currículo oficial.
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El
desequilibrio frente al resto de ciencias básicas (Física, Química, Matemáticas
y Biología) es sorprendente. En el ámbito de las Ciencias Naturales, la
Biología domina los temarios de un modo intelectualmente inexplicable. La LOMCE
a punto estuvo de condenar a su extinción a la propia asignatura de Geología en
2º de Bachillerato. La LOMLOE empeora la
situación. No corrige cuestiones graves como que en Primaria
parte de los conocimientos estén fuera del Área de las Ciencias Naturales,
condena la asignatura de Geología en Bachillerato a la marginalidad, no
contempla una alfabetización en Ciencias de la Tierra completa y actual (les
recomiendo consultar en la web el fenomenal trabajo 'Alfabetización en Ciencias de la Tierra' que lideró el añorado Emilio Pedrinaci),
etc.
El
propio acceso a la profesión docente en Secundaria favorece una escasa
presencia de geólogos en los claustros lo que, entre otras consecuencias,
propicia que la poca geología que el currículo trae puede incluso no impartirse
si el tiempo no permite tratar todo el temario. Un alumno
puede terminar su educación obligatoria con muy poca geología en su
mochila. Así, no solo es que difícilmente la elegirá como
estudio universitario, sino que ni siquiera será capaz de algo tan necesario
como entender el mundo bajo sus pies.
Y
dado que los políticos son un reflejo, ético e intelectual, de la sociedad que
les ha votado, una mejor educación geológica quizás
nos ahorraría a todos oír a algunos proponer bombardear un cráter, lamentarse
de que los ríos lleven agua al mar, negar el cambio climático o sorprenderse
por que una riada arrase un campin situado en un cono de deyección. Pero eso ya
es otra historia…
Ánchel
Belmonte Ribas Geoparque Mundial de la Unesco
Sobrarbe-Pirineos